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miércoles, 28 de marzo de 2012

HISTORIA ORAL DE LAS PRÁCTICAS ESCOLARES


María Mereces Tenti

Trabajo Publicado en 2das. Jornadas de Investigación Educativa, Instituto Superior de Bellas Artes "Juan Yaparí", Consejo General de Educación, Santiago del Estero, 2006, pp. 168-174.





Fotografía de la Escuela N° 999, Depto. Choya, Santiago del Estero
Gentileza Carlota Fernández









Introducción
Diariamente nos enfrentamos a una profunda crisis cultural, de valores, de exclusión social y marginación, crisis política y de la cultura participativa, entre otras. A todas ellas no es ajena la universidad. La crisis permanente incide directamente en su funcionamiento y en la vida de la comunidad educativa toda. Asimismo, por tratarse la docencia de una actividad práctica, debe enfrentarse todos los días a problemas también prácticos[1], que se tratan de solucionar, a medida que se van produciendo. La enseñanza no está descontextualizada de la realidad; por el contrario está inmersa en ella.
En general la práctica profesional en la docencia es visualizada como algo factible de controlar, en donde los problemas se resuelven aplicando ciertos estándares predominantes, basados en el conocimiento profesional y fundamentado en una suerte de ‘racionalidad técnica’, propia de la epistemología constructivista. Sin embargo, en el medio hay una serie de ‘zonas oscuras’ en las que este tipo de racionalidad no es operativa para resolver problemas de la práctica docente. Surge una suerte de crisis de confianza en el conocimiento profesional y en la preparación de los profesionales.
En la presente comunicación se presenta el diseño de una actividad realizada como ‘parcial domiciliario’ de la cátedra Historia de la educación Latinoamérica y Argentina, en la carrera a distancia de Analista en gestión educativa de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, mediante la propuesta de indagar sobre las prácticas escolares y su evolución a lo largo de los últimos cincuenta años, aplicando la técnica de historia oral.
El propósito del mismo fue que los estudiantes construyeran a lo largo del proceso la noción de práctica educativa y que caracterizasen las prácticas imperantes a través del tiempo según las diferentes etapas y el contexto en que se desarrollaron. Teniendo en cuenta una de las condiciones que la escuela de Frankfut señala para sustentar la teoría crítica referida a la teoría educativa, se apuntó como finalidad del trabajo que los estudiantes puedan reconocer la necesidad de utilización de categorías interpretativas de los docentes, es decir, intentasen la comprensión de la evolución de las prácticas educativas en el período prefijado, a través de un aprendizaje significativo, recurriendo a la historia oral.
Las nuevas formas de enseñanza obligan a tender, no a la acumulación de conocimientos enciclopédicos (según el paradigma positivista), sino a la comprensión de los saberes desde distintas perspectivas. Se parte de dudas, de situaciones problemáticas, para apuntar a la búsqueda de respuestas a los planteos originales. A medida que se avanza en el proceso de enseñanza-aprendizaje (ambos términos son inseparables) los docentes debemos reflexionar sobre nuestras propias prácticas (investigación acción).
Los docentes también construimos nuestro propio conocimiento según el contexto en el que nos desenvolvemos. Así, la enseñanza se transforma en una actividad crítica que ayuda a pensar críticamente el orden social. La enseñanza no puede ser estandarizada, sino que varía según los grupos o individuos. Una enseñanza activa implica que el estudiante sea sujeto de su propio aprendizaje. Por su parte el profesor/a debe asumir un compromiso político respecto a la institución y al contexto social[2].

¿Por qué aplicar la historia oral en el aula?
Se puede decir que la historia oral “son las memorias y recuerdos de la gente viva sobre su pasado”[3], sujetas obviamente a las inseguridades y debilidades propias de la memoria humana; es la búsqueda de la memoria de las distintas generaciones. La historia oral es una metodología que se utiliza para reconstruir sucesos o modos de vida de una sociedad o grupo de personas y se realiza mediante el testimonio oral brindado por quienes vivieron durante el momento histórico que se pretende indagar.
La importancia del testimonio oral en la enseñanza radica en que se transforma en una fuente creada, como resultado de la interacción entre entrevistador y entrevistado[4]. Ayuda a los estudiantes a ubicarse dentro del contexto socio cultural en el que está inmerso, relacionándose con otros individuos e instituciones al buscar personas del entorno para entrevistar.
A través de la historia oral se pueden recuperar lugares y voces comunes que, a veces, pasan desapercibidas o se pierden por falta de registros; también se rescatan aspectos de la historia de la vida cotidiana, por lo general ausentes en la enseñanza de la historia. De la misma manera, permite a los estudiantes acercarse a las prácticas de investigación, desarrollando habilidades para la indagación.
La experiencia les facilita la aproximación a los actores históricos concretos, a la vez que los lleva a reconocer procesos como parte de su propia historia, fortaleciendo la concepción de historia contemporánea y del tiempo presente. Por tratarse de un trabajo colectivo, permite desarrollar actitudes cooperativas y aporta al logro de una mayor integración institucional y comunitaria.
Tanto el diseño de la investigación, como de las entrevistas y el informe final, obliga al estudiante a relacionarse con la producción del conocimiento, a estar en contacto con distintas fuentes (escritas, orales, icónicas) y a acercarse a las prácticas de investigación. También, al comprender la multiplicidad del tiempo histórico, le permite establecer una mayor relación entre pasado, presente y futuro que le servirá, en definitiva, para entender el para qué enseñar y aprender historia.
Actividades
 Para iniciar la actividad se propone que, a través de la metodología de la historia oral, los estudiantes reconstruyan qué cosas cambiaron y cuáles permanecen en las prácticas escolares durante los últimos cincuenta años. Se podrá centrar el estudio en una sola escuela y entrevistar a ex alumnos, docentes y directivos de hace cincuenta años hasta la actualidad. Si, en cambio, se trata de una institución relativamente nueva, se recurrirá a informes de personas mayores que se refieran a sus experiencias escolares en distintas instituciones educativas.

Aspectos a tener en cuenta al trabajar con el método de la historia oral:
La búsqueda de informantes deberá estar sujeta a la realidad de la comunidad y de quien investiga. Puede planificarse la realización de entrevistas a un número reducido de personas; aplicar el “método de la bola de nieve”, por el que se realizan entrevistas a partir de una persona que contacta con amigos o conocidos, o bien ejecutar una muestra estratificada de la comunidad que permitirá tener una visión de los factores sociales representativos de la misma4. Es conveniente que se entreviste a personas de, por lo menos, tres generaciones diferentes, para que se puedan advertir los cambios.
En la primera entrevista, exploratoria, deberá ir preparándose al entrevistado para que vaya recuperando los recuerdos y para que tome confianza. También podrán aportar con otro tipo de documentos para completar sus relatos, como fotografías, cuadernos de clases, etc.
Es conveniente preparar entrevistas semi estructuradas con una lista de temas y de posibles preguntas para tener presente al momento de realizar la entrevista. Durante la misma pueden surgir temas no previstos, de los que surjan nuevas preguntas a medida que evoluciona la charla con los entrevistados.
Será necesario también interiorizarse previamente sobre las características de la escuela y su contexto (socio-económico y cultural) en los últimos cincuenta años, para poder preparar las entrevistas con mayor conocimiento de la realidad. 
Las entrevistas podrán ser grabadas, fotografiadas o filmadas, según las posibilidades y la aceptación del entrevistado. De lo contrario deberá tomarse nota con ayuda de otra persona.
Como la relación entre entrevistador y entrevistado es una relación social debe primar, por parte del primero, una actitud de respeto permanente y no crear algún tipo de clima de conflicto con contradicciones u opiniones fuera de lugar, ya que se puede formar una barrera infranqueable y hacer fracasar la entrevista.
El encuentro debe ser preferentemente a solas por cuanto otras personas, familiares o extrañas, pueden interferir en la espontaneidad y veracidad de las respuestas. El entrevistado debe expresarse con total libertad y sin ningún tipo de censura. Por lo tanto, además de crear el clima adecuado, no se debe interrumpir, corregir ni debatir, sino que,  por el contrario, se le debe facilitar la libre expresión, respetando sus momentos de silencio y alentándolo a continuar con un gesto amable o una sonrisa.
El entrevistador debe ser un escucha perfecto, debe ser flexible y no pretender que la persona entrevistada siga al pie de la letra la secuencia prevista en la guía, ya que ella tiene que expresarse con libertad y con las variaciones propias del pensamiento y de los recuerdos que afloran en formas y circunstancias nunca predeterminadas.

Presentación del informe
Se deberá presentar un informe escrito que conste de:
Introducción: En ella se planteará el propósito de la investigación, los objetivos propuestos, la metodología y técnicas a emplear, cómo se seleccionó a los entrevistados, etc.
Desarrollo: Síntesis de las entrevistas, destacando los aspectos más importantes de las mismas. En caso de trascripción textual de las palabras del entrevistado, deberá ir entre comillas. El nombre del informante será explicitado sólo en caso de que el mismo diera su conformidad previa. Es interesante  consignar su edad aproximada y época en que ejerció la docencia o que asistió a la escuela. 
Conclusiones: Al finalizar se deberá extraer las  conclusiones del trabajo. Entre ellas, por ejemplo, se podrán consignar: fragmentos de los testimonios más interesantes, analizándolos; los cambios más importantes que se produjeron en la vida de la escuela destacando las prácticas que cambiaron y las que permanecieron; las causas de los cambios y las permanencias; las relaciones entre las modificaciones producidas en la escuela y el contexto histórico y social en el que éstos se produjeron, entre otros.
Otra forma de presentación: puede ser a través de una narración (relato) única sobre la historia de las prácticas escolares, seleccionando los momentos más significativos de cada entrevista.

Consideraciones finales

Educar hoy supone asumir un doble desafío: la escucha de lo que acontece y la búsqueda simultánea de otros modos de hacer de la universidad un lugar en donde sea posible nombrarse, crear y sostener la posibilidad de pensar y de alcanzar un aprendizaje significativo. Problematizar aquello que se nos presenta como hechos dados, inmodificables, nos abre la posibilidad de encarar nuevas pedagogías que ayuden a la formación de sujetos autónomos. Esto lleva a construir colectivamente una nueva concepción del aprendizaje.
Las estructuras que se tienen en cuenta a partir de la aplicación de la Historia oral, se encuentran en lugares muchas veces no tomados en consideración por la historiografía y a un nivel más complejo y profundo, que tiene que ver con rasgos que escapan la esfera de lo observable a simple vista y que recorre un camino entre lo biológico y lo cultural, pasando por zonas más profundas, indagando temas casi ignorados como podrían ser los comportamientos en la escuela. Con el acceso a la historia de lo cotidiano, a través de la historia oral, se puede obtener una serie de historias paralelas que se entrecruzan y condicionan a la vez que se ensamblan con los procesos históricos.

Bibliografía
-          Caplow, Theodore, La investigación sociológica; Barcelona; Laia; 1972.
-          Carr, Wilfred y Kemmis, Stephen: Teoría crítica de la enseñanza. La investigación-acción en la formación del profesorado; Barcelona; Martínez Roca; (1988).
-          Folguera, Pilar, Cómo se hace historia oral; Madrid; Eudema; 1994.
-          Niethammer, Lutz, “¿Para qué sirve la historia oral?”, en Aceves Lozano, Jorge (Compilador); Historia oral; (s.d.e.).
-          Pérez Gómez, Ángel “La función y formación del profesor/a en la enseñanza para la comprensión. Diferentes perspectivas”, en Gimeno, S. Y Pérez Gómez, A.: Comprender y transformar la enseñanza; Madrid; Morata, (1994).
-          Sitton Thad, Mehaffy, George y Davis, O. L., Historia oral; México;  Fondo de Cultura Económica; 1993.
-          Tenti de Laitán, María Mercedes “La historia oral¨, en El estado de las ciencias sociales en los umbrales del nuevo siglo, San Martín de los Andes (Neuquen), Asociación de docentes y técnicos argentinos en ciencias sociales; 1996.
-          Schwarzstein, Dora, Una introducción al uso de la historia oral en el aula; Fondo de Cultura Económica (1991).





[1] Car y Kemmis, p.  121.
[2] Pérez Gómez, P. 34.
[3] Sitton y otros, p. 12.
[4] Schwarzstein; p. 1.
5 Folguera, Pág. 28 y 29.

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