María
Mereces Tenti
Trabajo Publicado en 2das. Jornadas de Investigación Educativa, Instituto Superior de Bellas Artes "Juan Yaparí", Consejo General de Educación, Santiago del Estero, 2006, pp. 168-174.
Fotografía de la Escuela N° 999, Depto. Choya, Santiago del Estero
Gentileza Carlota Fernández
Introducción
Diariamente nos enfrentamos a una profunda
crisis cultural, de valores, de exclusión social y marginación, crisis política
y de la cultura participativa, entre otras. A todas ellas no es ajena la
universidad. La crisis permanente incide directamente en su funcionamiento y en
la vida de la comunidad educativa toda. Asimismo, por tratarse la docencia de
una actividad práctica, debe enfrentarse todos los días a problemas también
prácticos[1], que se tratan de
solucionar, a medida que se van produciendo. La enseñanza no está
descontextualizada de la realidad; por el contrario está inmersa en ella.
En
general la práctica profesional en la docencia es visualizada como algo
factible de controlar, en donde los problemas se resuelven aplicando ciertos
estándares predominantes, basados en el conocimiento profesional y fundamentado
en una suerte de ‘racionalidad técnica’, propia de la epistemología
constructivista. Sin embargo, en el medio hay una serie de ‘zonas oscuras’ en
las que este tipo de racionalidad no es operativa para resolver problemas de la
práctica docente. Surge una suerte de crisis de confianza en el conocimiento
profesional y en la preparación de los profesionales.
En la presente
comunicación se presenta el diseño de una actividad realizada como ‘parcial
domiciliario’ de la cátedra Historia de la educación Latinoamérica y Argentina,
en la carrera a distancia de Analista en gestión educativa de la Universidad
Nacional de Santiago del Estero, mediante la propuesta de indagar sobre las
prácticas escolares y su evolución a lo largo de los últimos cincuenta años,
aplicando la técnica de historia oral.
El propósito del
mismo fue que los estudiantes construyeran a lo largo del proceso la noción de
práctica educativa y que caracterizasen las prácticas imperantes a través del
tiempo según las diferentes etapas y el contexto en que se desarrollaron.
Teniendo en cuenta una de las condiciones que la escuela de Frankfut señala
para sustentar la teoría crítica referida a la teoría educativa, se apuntó como
finalidad del trabajo que los estudiantes puedan reconocer la necesidad de
utilización de categorías interpretativas de los docentes, es decir, intentasen
la comprensión de la evolución de las prácticas educativas en el período prefijado,
a través de un aprendizaje significativo, recurriendo a la historia oral.
Las
nuevas formas de enseñanza obligan a tender, no a la acumulación de
conocimientos enciclopédicos (según el paradigma positivista), sino a la
comprensión de los saberes desde distintas perspectivas. Se parte de dudas, de
situaciones problemáticas, para apuntar a la búsqueda de respuestas a los
planteos originales. A medida que se avanza en el proceso de
enseñanza-aprendizaje (ambos términos son inseparables) los docentes debemos
reflexionar sobre nuestras propias prácticas (investigación acción).
Los
docentes también construimos nuestro propio conocimiento según el contexto en
el que nos desenvolvemos. Así, la enseñanza se transforma en una actividad
crítica que ayuda a pensar críticamente el orden social. La enseñanza no puede
ser estandarizada, sino que varía según los grupos o individuos. Una enseñanza
activa implica que el estudiante sea sujeto de su propio aprendizaje. Por su
parte el profesor/a debe asumir un compromiso político respecto a la
institución y al contexto social[2].
¿Por
qué aplicar la historia oral en el aula?
Se
puede decir que la historia oral “son las memorias y recuerdos de la gente viva
sobre su pasado”[3],
sujetas obviamente a las inseguridades y debilidades propias de la memoria
humana; es la búsqueda de la memoria de las distintas generaciones. La historia
oral es una metodología que se utiliza para reconstruir sucesos o modos de vida
de una sociedad o grupo de personas y se realiza mediante el testimonio oral
brindado por quienes vivieron durante el momento histórico que se pretende
indagar.
La
importancia del testimonio oral en la enseñanza radica en que se transforma en
una fuente creada, como resultado de la interacción entre entrevistador y
entrevistado[4].
Ayuda a los estudiantes a ubicarse dentro del contexto socio cultural en el que
está inmerso, relacionándose con otros individuos e instituciones al buscar
personas del entorno para entrevistar.
A
través de la historia oral se pueden recuperar lugares y voces comunes que, a
veces, pasan desapercibidas o se pierden por falta de registros; también se
rescatan aspectos de la historia de la vida cotidiana, por lo general ausentes
en la enseñanza de la historia. De la misma manera, permite a los estudiantes acercarse
a las prácticas de investigación, desarrollando habilidades para la indagación.
La
experiencia les facilita la aproximación a los actores históricos concretos, a
la vez que los lleva a reconocer procesos como parte de su propia historia,
fortaleciendo la concepción de historia contemporánea y del tiempo presente.
Por tratarse de un trabajo colectivo, permite desarrollar actitudes
cooperativas y aporta al logro de una mayor integración institucional y
comunitaria.
Tanto
el diseño de la investigación, como de las entrevistas y el informe final,
obliga al estudiante a relacionarse con la producción del conocimiento, a estar
en contacto con distintas fuentes (escritas, orales, icónicas) y a acercarse a
las prácticas de investigación. También, al comprender la multiplicidad del
tiempo histórico, le permite establecer una mayor relación entre pasado,
presente y futuro que le servirá, en definitiva, para entender el para qué
enseñar y aprender historia.
Actividades
Para iniciar la actividad se propone que, a través de la metodología de la historia oral, los estudiantes reconstruyan qué cosas cambiaron y cuáles permanecen en las prácticas escolares durante los últimos cincuenta años. Se podrá centrar el estudio en una sola escuela y entrevistar a ex alumnos, docentes y directivos de hace cincuenta años hasta la actualidad. Si, en cambio, se trata de una institución relativamente nueva, se recurrirá a informes de personas mayores que se refieran a sus experiencias escolares en distintas instituciones educativas.
Para iniciar la actividad se propone que, a través de la metodología de la historia oral, los estudiantes reconstruyan qué cosas cambiaron y cuáles permanecen en las prácticas escolares durante los últimos cincuenta años. Se podrá centrar el estudio en una sola escuela y entrevistar a ex alumnos, docentes y directivos de hace cincuenta años hasta la actualidad. Si, en cambio, se trata de una institución relativamente nueva, se recurrirá a informes de personas mayores que se refieran a sus experiencias escolares en distintas instituciones educativas.
Aspectos
a tener en cuenta al trabajar con el método de la historia oral:
La
búsqueda de informantes deberá estar sujeta a la realidad de la comunidad y de
quien investiga. Puede planificarse la realización de entrevistas a un número
reducido de personas; aplicar el “método de la bola de nieve”, por el
que se realizan entrevistas a partir de una persona que contacta con amigos o
conocidos, o bien ejecutar una muestra estratificada de la comunidad que
permitirá tener una visión de los factores sociales representativos de la misma4. Es conveniente que se entreviste a
personas de, por lo menos, tres generaciones diferentes, para que se puedan
advertir los cambios.
En la
primera entrevista, exploratoria, deberá ir preparándose al entrevistado para
que vaya recuperando los recuerdos y para que tome confianza. También podrán
aportar con otro tipo de documentos para completar sus relatos, como
fotografías, cuadernos de clases, etc.
Es conveniente preparar
entrevistas semi estructuradas con una lista de temas y de posibles preguntas
para tener presente al momento de realizar la entrevista. Durante la misma
pueden surgir temas no previstos, de los que surjan nuevas preguntas a medida
que evoluciona la charla con los entrevistados.
Será necesario también interiorizarse
previamente sobre las características de la escuela y su contexto
(socio-económico y cultural) en los últimos cincuenta años, para poder preparar
las entrevistas con mayor conocimiento de la realidad.
Las entrevistas podrán ser grabadas,
fotografiadas o filmadas, según las posibilidades y la aceptación del
entrevistado. De lo contrario deberá tomarse nota con ayuda de otra persona.
Como la relación entre entrevistador y entrevistado es
una relación social debe primar, por parte del primero, una actitud de respeto
permanente y no crear algún tipo de clima de conflicto con contradicciones u
opiniones fuera de lugar, ya que se puede formar una barrera infranqueable y
hacer fracasar la entrevista.
El encuentro debe ser
preferentemente a solas por cuanto otras personas, familiares o extrañas,
pueden interferir en la espontaneidad y veracidad de las respuestas. El
entrevistado debe expresarse con total libertad y sin ningún tipo de censura.
Por lo tanto, además de crear el clima adecuado, no se debe interrumpir,
corregir ni debatir, sino que, por el
contrario, se le debe facilitar la libre expresión, respetando sus momentos de
silencio y alentándolo a continuar con un gesto amable o una sonrisa.
El entrevistador debe ser
un escucha perfecto, debe ser flexible y no pretender que la persona
entrevistada siga al pie de la letra la secuencia prevista en la guía, ya que
ella tiene que expresarse con libertad y con las variaciones propias del
pensamiento y de los recuerdos que afloran en formas y circunstancias nunca
predeterminadas.
Presentación
del informe
Se deberá presentar un
informe escrito que conste de:
Introducción: En ella se
planteará el propósito de la investigación, los objetivos propuestos, la
metodología y técnicas a emplear, cómo se seleccionó a los entrevistados, etc.
Desarrollo: Síntesis de
las entrevistas, destacando los aspectos más importantes de las mismas. En caso
de trascripción textual de las palabras del entrevistado, deberá ir entre
comillas. El nombre del informante será explicitado sólo en caso de que el
mismo diera su conformidad previa. Es interesante consignar su edad aproximada y época en que
ejerció la docencia o que asistió a la escuela.
Conclusiones: Al finalizar se
deberá extraer las conclusiones del
trabajo. Entre ellas, por ejemplo, se podrán consignar: fragmentos de los
testimonios más interesantes, analizándolos; los cambios más importantes que se
produjeron en la vida de la escuela destacando las prácticas que cambiaron y
las que permanecieron; las causas de los cambios y las permanencias; las
relaciones entre las modificaciones producidas en la escuela y el contexto
histórico y social en el que éstos se produjeron, entre otros.
Otra forma de
presentación: puede ser a través de una narración (relato) única sobre la historia
de las prácticas escolares, seleccionando los momentos más significativos de
cada entrevista.
Consideraciones
finales
Educar hoy supone
asumir un doble desafío: la escucha de lo que acontece y la búsqueda simultánea
de otros modos de hacer de la universidad un lugar en donde sea posible
nombrarse, crear y sostener la posibilidad de pensar y de alcanzar un
aprendizaje significativo. Problematizar aquello que se nos presenta como
hechos dados, inmodificables, nos abre la posibilidad de encarar nuevas pedagogías
que ayuden a la formación de sujetos autónomos. Esto lleva a construir
colectivamente una nueva concepción del aprendizaje.
Las estructuras que
se tienen en cuenta a partir de la aplicación de la Historia oral, se
encuentran en lugares muchas veces no tomados en consideración por la
historiografía y a un nivel más complejo y profundo, que tiene que ver con
rasgos que escapan la esfera de lo observable a simple vista y que recorre un
camino entre lo biológico y lo cultural, pasando por zonas más profundas,
indagando temas casi ignorados como podrían ser los comportamientos en la
escuela. Con el acceso a la historia de lo cotidiano, a través de la historia
oral, se puede obtener una serie de historias paralelas que se entrecruzan y
condicionan a la vez que se ensamblan con los procesos históricos.
Bibliografía
-
Caplow, Theodore, La
investigación sociológica; Barcelona; Laia; 1972.
-
Carr, Wilfred y Kemmis,
Stephen: Teoría crítica de la enseñanza. La investigación-acción en la
formación del profesorado; Barcelona; Martínez Roca; (1988).
-
Folguera, Pilar, Cómo se hace historia oral;
Madrid; Eudema; 1994.
-
Niethammer, Lutz, “¿Para
qué sirve la historia oral?”, en Aceves Lozano, Jorge (Compilador); Historia
oral; (s.d.e.).
-
Pérez Gómez, Ángel “La
función y formación del profesor/a en la enseñanza para la comprensión.
Diferentes perspectivas”, en Gimeno, S. Y Pérez Gómez, A.: Comprender y
transformar la enseñanza; Madrid; Morata, (1994).
-
Sitton Thad, Mehaffy,
George y Davis, O. L., Historia
oral; México; Fondo de Cultura
Económica; 1993.
-
Tenti
de Laitán, María Mercedes “La historia oral¨, en El
estado de las ciencias sociales en los umbrales del nuevo siglo, San Martín
de los Andes (Neuquen), Asociación de docentes y técnicos argentinos en
ciencias sociales; 1996.
-
Schwarzstein, Dora, Una
introducción al uso de la historia oral en el aula; Fondo de Cultura
Económica (1991).
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